Tapones irrellenables: cómo una pequeña pieza de plástico garantiza la seguridad de los consumidores

Seguridad, higiene, confianza, salud. Puede parecer un pequeño elemento sin importancia que llevan las botellas, pero los tapones irrellenables tienen una importante función para evitar falsificaciones, imposibilitar el rellenado de botellas o incluso prevenir que agentes externos entren en contacto con el contenido.  

Hace ya medio siglo desde que el Grupo Torrent, empresa española especializada en la fabricación de tapones y asociada a ANAIP, desarrolló, patentó y lanzó el primer tapón irrellenable interior del mundo, una pequeña pieza de plástico que se coloca en la boca de la botella y garantiza la inviolabilidad del envase. Desde entonces estos sistemas han ido ganando popularidad y hoy en día se utilizan en botellas de licores, de aceite, vinagre y otros tipos de salsas, etc.

Para los consumidores finales este tipo de cierres son elementos que ayudan a dosificar el contenido, a controlar el vertido de los líquidos y a garantizar la autenticidad del producto, pero para los profesionales de la hostelería y la restauración son, además, garantía de calidad, seguridad frente a relleno o falsificación y una barrera fundamental contra el contacto con agentes externos que pueden contaminar el contenido de la botella, lo que puede provocar alergias o intoxicaciones. Además, tienen también una función práctica, ya que evitan el goteo y las salpicaduras. Por todos estos motivos, los propios clientes lo aprecian como una garantía de calidad y de seguridad.

La elección del material no es casualidad. Los plásticos ofrecen garantía de durabilidad y contra las posibles roturas para este tipo de cierres que es fundamental. Y es que una botella de aceite puede utilizarse más de 150 veces hasta que se termina su contenido, por lo que es básico que el material que se utilice para los envases asegure la higiene, la esterilidad y la duración en óptimas condiciones.

Las empresas están cada vez más comprometidas con el ahorro de materiales y el ecodiseño, buscando productos, y en este caso envases, que ofrezcan las mismas funcionalidades con menor consumo de materias primas. Pero sin duda en el caso de los cierres dosificadores irrellenables la respuesta no puede pasar por su eliminación, ya que son una garantía de consumo seguro, trazabilidad del producto y de salud de los consumidores, utilidades esenciales que se consiguen gracias a estas pequeñas piezas de plástico.

Hay más información sobre este asunto en la página web del Grupo Torrent

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